Mirillas


La reciente coincidencia en la cartelera cinematográfica de dos películas que abordan el arte de la pintura y de los pintores, como son “Mr. Turner” y “Big Eyes” nos permite volver a un tema siempre interesante y profusamente tratado en el cine. Lo mejor del caso es que el tema en cuestión, que tiene múltiples abordajes, enfoques y desenfoques, se convierte también en una mirada furtiva y distante, se convierte en una mirilla a través de la cual el propio mundo del arte y de los artistas puede ver cómo les ve la sociedad, cómo se entiende su peculiar trabajo y su singular mundo profesional. Pero podemos pensar que esta mirilla también está disponible para el público, que puede indagar a un lado y a otro de la misma, para volver a la obra y a los artistas retratados por el cine y obtener así su propia visión del relato. Porque sabemos que se trata de ficción o de documental, sabemos que el arte y los artistas pueden ser una simple coartada para el desarrollo de otro tipo de tramas; sabemos que los géneros, los estilos cinematográficos o la determinación del director son capaces de dar forma a la biografía de un artista, caer en la sublimación de la creación artística o en el relato relamido de su insondable y misterioso mecanismo; la potencia del cine, su capacidad para crear mitos y leyendas es difícilmente superable. Pero sabemos que la distorsión es distinta a un lado y a otro de la mirilla, que es posible jugar con ambas perspectivas y que, además, podemos abrir la puerta en la que se incrusta dicha mirilla y conocer sin mediación alguna las respuestas y las preguntas que nos plantea la creación artística. Ese es el reto.

Traslademos ahora esa mirilla que tanto juego nos está dando al lugar de la experiencia artística, abramos la puerta a la agenda expositiva actual y establezcamos miradas subjetivas y relatos propios.
En el nuevo Arteleku, el antiguo convento de Santa Teresa, en Donostia, puede verse hasta el día 30 de este mes la muestra “Lo que nunca se acaba”, que reúne el resultado de los tres proyectos seleccionados en la modalidad de producción del Programa de Artistas Noveles de Gipuzkoa 2013-2014: “Aparato#1 Calcetines para caballeros de lana”, de Ivan Gómez; “Encuentros”, de Las chicas de Pasaik; y “G.R.€.Z.I.A”, de Irkus (m) Zeberio.
El significado de “reunión” de esta exposición es literal; los proyectos se presentan en la Sala de Concejos, espacio de reunión o asamblea, del nuevo Arteleku, en una configuración a medio camino entre la acumulación de elementos y la dispersión espacial. Son obras que hablan del propio dispositivo artístico y audiovisual, que no renuncian a tratar temas como el amor y a expresarse a través del dibujo y la historieta. Se trata de obras contemporáneas de artistas noveles, producciones surgidas cuando todavía no existe ni mirilla ni perspectiva histórica, lo que las convierte en todo un reto para el espectador.

Pero justo cuando se da el reencuentro con un nuevo Arteleku nos llega la noticia de su desaparición, o al menos de su cambio de nombre y de estrategia. Parece que “Kalostra”, que así se llamará este espacio, se dirigirá al arte joven. Habrá que ver cuál es el plan capaz de hacer desaparecer de un plumazo tanta memoria y tanta energía acumulada en ese proyecto que se llamó Arteleku. Pero para este análisis necesitaremos más tiempo, más espacio, mirillas, microscopios y telescopios.

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