La
línea del horizonte parece despejarse durante las escapadas navideñas. A pesar
de la niebla y el frío se abre un claro en la mente y el solo hecho de salir de
la rutina nos proporciona ya otro ritmo, otra actitud ante las cosas. Si además
en la visita se incluye la experiencia cultural, se hace preciso seleccionar
bien los objetivos para que no se eche la niebla encima. Del panorama estatal
apuntamos a modo de reseña alguna sugerencia en cuanto a exposiciones y muestras.
La instalación “El hacedor de marionetas” de la
pareja de artistas Janet Cardiff & George Bures Miller que puede
verse en el Palacio de Cristal de Madrid hasta el 16 marzo de 2015 es una
pequeña joyita de esas que quedan en el recuerdo. En su propuesta,
Cardiff y Bures apelan a nuestra condición de voyeur, instándonos a que nos acerquemos a mirar y curiosear en el
interior de una roulotte solitaria sobre la que se han colocado unos grandes
altavoces que emiten, entre otros sonidos, una especie de murmullo femenino. En
el interior de la roulotte lo que nos encontramos es una mujer dormida o quizá
en un trance hipnótico. Una serie de marionetas y muñecos en proceso de ser
creados y la figura de un anciano dibujante que parece estar pensando cómo insuflarles
vida completan una escena cargada de connotaciones y de metáforas que nos
invita a reflexionar en torno a cuestiones como el paso del tiempo, el poder
aleccionador que tiene la imaginación (tanto individual como colectiva) o las
servidumbres y limitaciones de la pulsión creadora.
La visita al Museo de Arte Contemporáneo de
Barcelona MACBA, también proporciona siempre buenas sensaciones. En este caso
nos referimos a dos muestras con mucho horizonte. De un lado “La danza
fenicia de la arena”, (hasta el 15
de febrero) exposición de Sigalit Landau (en la Capella
Macba), que extrae su título de la presencia casi constante de la arena, la
playa y el mar, en sus trabajos. Landau hace escultura con cuerpos vivos y
objetos que interactúan entre sí. Las esculturas en vídeo de Landau condensan
un tiempo en el que las acciones parecen no tener ni principio ni fin. No son
narrativas sino descriptivas: narran la ausencia de progreso, describen la
necesidad del otro, ya sea en el juego, en la supervivencia o en el conflicto. Auténticos
cuadros audiovisuales en un leve movimiento que nos abre todo un horizonte de
contemplación.
De otro lado la exposición “La pasión según Carol
Rama” (hasta el 22 de febrero), cuyo horizonte no solo es dar visibilidad al
trabajo de la citada artista, sino también cuestionar los relatos dominantes de
la historiografía del arte con un trabajo que obliga a desmantelar narrativas y
reformular conceptos. Olvidada tanto por la historiografía hegemónica como por
el relato feminista, la obra de Carol Rama, que se extiende a lo largo
de siete décadas (1936-2006), constituye un contra-archivo que permite
reconstruir los movimientos de vanguardia del siglo XX.
El Centro de arte “Laboral”, de Gijón, presenta
hasta abril del próximo año “Llega un grito a través del cielo” una exposición que se centra en los conflictos
armados en los que se emplean drones, abordando la ambigüedad ética y legal de
los vehículos aéreos no tripulados (VANT), la vigilancia masiva y la guerra a
distancia. Una serie de artistas contemporáneos critican la manera en que la
tecnología militar oculta información y nos aleja de la realidad de los conflictos
armados. Una muestra sobre el control de nuestro horizonte social.
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