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En
el texto "What went Wrong?, The American Avant Garde Cinema of the
1960s", Walter Mertz se refiere a esta entrada en los films de Kenneth
Anger como todo un statement de la obra del cineasta. (He extraido de los créditos de sus películas estos pantallazos, en su conjunto, el mensaje se multiplica).
Cierto
es que no sucede lo mismo si uno se apellida Rodríguez, aunque la firma puede
con todo, como hemos visto a lo largo de la historia.
“Una
película de ira” viene a ser la declaración de que su cine va contra lo
establecido, pero también de que no hay otra manera de hacer cine desde ciertos
posicionamientos ideológicos. Al retener
estas entradas de sus películas y verlas en conjunto, he recordado los
“Celuloides” de Txuspo Poyo, en donde el trenzado de películas incorpora algunos
frames que son “fines” de películas. La primera pregunta es si “Fin” y "The End”
vistos en la pantalla significan lo mismo. Si son lo mismo en nuestra
experiencia como espectador/a de cine. Esto abre un territorio de especulación
mas literario, sin duda. La segunda cuestión es más formal. Hasta qué punto las
tipografías de estos “The End” se amoldan al género de la película. Es algo que
Txuspo detectaba en sus celuloides, (quizá porque el trabajo de trenzado manual
de la película abre un tiempo que es también cinematográfico, pero no plegado
al tiempo de la narración). En este sentido Txuspo analizaba la tipografía de
los créditos de la película en función de su estilo, de su género, pero daba
pié a pensar también en la duración de los mismos, en la entrada en plano (y en
qué plano) de los créditos, de su cadencia, su música y por extensión de todo
el dispositivo informativo – visual que alrededor de las autorías varias incorpora
el contenedor - película. Recuerdo el inevitable trabajo “Credits” de Muntadas
y una estupenda pieza de Alberto Lomas para intervenciones.tv, que recopilaba
la conocida “declaración” que avisa: “esta película está basada en hechos reales” con todas las
fórmulas posibles, lo que, como ocurre en este caso, al ser extraída la imagen de su
continuum natural se nos aparece como una letanía extraña, entre exculpatoria y
notarial. De todos modos es difícil superar en el comienzo de una película una
advertencia como: “Una película de ira”.
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