Publicado en Mugalari, Gara 22/05/09
La noticia de la celebración de dos bodas en el Museo de Bellas Artes de Bilbao no tiene precio como dato estético. La codificación del espacio museístico se resquebraja por las grietas que nunca hubiéramos imaginado; lo sacro y lo profano se enredan en lo que parece toda una cita performática con Duchamp y el “Gran vidrio” como fuente de inspiración. Las connotaciones que proporciona el suceso se amontonan componiendo un gran collage - alfombra de lecturas interdisciplinares de todos los colores; y llueve arroz.
El caso es que ésta situación tan sabrosa ha resultado ser una orden directa de Dios todopoderoso, o sea, el fútbol. El recibimiento a los jugadores del Athletic en la casa consistorial bilbaína provocó el cambio de ubicación en las bodas programadas, y así nos ha llegado esta pequeña joya, dispuesta para que disfrutemos contemplando como el amasijo de que está compuesto el espectáculo social, desde lo deportivo a lo patrimonial pasando por lo conmemorativo, llegue rodando a las puertas de nuestros símbolos. Los mismos símbolos que la vanguardia no pudo extinguir, pero que la militancia en el “alirón” como forma de vida se encarga ahora de actualizar en su justa medida.
La definición de “museo” por parte del Consejo Internacional de Museos, ICOM, en su artículo 2, es: “Un museo es una institución de carácter permanente y no lucrativo al servicio de la sociedad y su desarrollo, abierta al público que exhibe, conserva, investiga, comunica y adquiere, con fines de estudio, educación y disfrute, la evidencia material de la gente y su medio ambiente”. Así que todo en orden.
Queda ahora por saber si la sede de la Autoridad Portuaria con la que el señor Azkuna sueña para la ampliación del museo y que pidió con melindrosa misiva a los ministros visitantes, será para el pabellón de bautizos o el de primeras comuniones.
1 comentario:
muy bueno
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